
El Cevichito: un clásico porteño rumbo a sus 90 años de historia
Fundado por Juan de Dios Salvador Zeledón Suñol en 1936, este restaurante sigue siendo un punto de encuentro para familias y visitantes en el corazón de Puntarenas.
Hoy, a la hora del almuerzo, decidí visitar un negocio emblemático del centro de Puntarenas. Apenas doblé la esquina, el rótulo del frente me recordó que este restaurante lleva desde 1936 al servicio de sus clientes. Se trata de El Cevichito, ubicado a pocos metros de las Letras de Puntarenas y junto a la histórica Antigua Aduana.
Una visita que empezó con almuerzo y terminó en historia
Entré al salón amplio del restaurante, de esos que transmiten tradición y te transportan a otra época apenas uno cruza la puerta, y me senté a almorzar. Pedí un filet de pescado empanizado con papas y ensalada, un plato sencillo, pero con ese sabor que uno reconoce de inmediato.
Mientras esperaba, el salonero don Alexander Vargas se acercó con amabilidad para ofrecer poner el resumen del partido de la Sele en la pantalla del fondo. Entre risas le dije que esta vez mejor lo dejábamos pasar, porque no había mucho que ver. Ese pequeño intercambio abrió una conversación que terminó contándome una parte importante de la historia del lugar.
Un origen confirmado por documentos históricos
Gracias a archivos de prensa y registros genealógicos, hoy se puede afirmar con certeza que el fundador del restaurante fue Juan de Dios Salvador Zeledón Suñol (1908–1987), zapatero y emprendedor porteño conocido cariñosamente como “Cevichito”.
Una nota de La Prensa Libre, publicada tras su fallecimiento, recuerda su papel como hombre trabajador, dedicado al turismo y creador de espacios que marcaron la vida social del Puerto, entre ellos el restaurante El Cevichito y el centro social El Caracol, uno de los salones de baile más recordados por locales y visitantes.
Además, publicaciones de la década de 1960 lo muestran participando en acciones comunitarias junto a autoridades y comerciantes, colocando rótulos de seguridad en zonas costeras y aportando al desarrollo turístico de la región. Todo esto refuerza la imagen de un emprendedor que dejó huella más allá de la cocina.

Lo que comenzó como un pequeño local donde don Salvador vendía agua de pipa y ceviche, se transformó con el paso del tiempo en el amplio restaurante que hoy forma parte de la identidad porteña.
Los platos que mantienen viva la tradición
Al hablar de comida, don Alexander no duda:
“Aquí lo que más piden es el ceviche y el pescado entero. Últimamente sale más el pargo”.
Y basta ver los platos para entender por qué: pargos enteros fritos al estilo tradicional, crujientes, patacones, ensalada tradicional y bebidas heladas. Son sabores que han acompañado a varias generaciones que han venido a este lugar buscando buena comida sin complicaciones.
Una clientela fiel que llega desde distintas provincias
Aunque El Cevichito es parte de la memoria porteña, su clientela va mucho más allá. Alexander cuenta que frecuentemente atienden personas de Cartago, Heredia, Alajuela y San Carlos, que mantienen la costumbre de comer aquí cada vez que visitan el Puerto.
“La gente de arriba todavía viene mucho. Son clientes fieles”, menciona.
Un punto de encuentro en el centro de la ciudad
El restaurante no solo es amplio, también es un espacio donde convergen historias. Se celebran cumpleaños, reuniones familiares y almuerzos espontáneos. Es ese tipo de lugar donde uno se sienta, pide algo y el tiempo parece avanzar más despacio.
Aquí se conversa, se come bien y se respira Puntarenas.
Un clásico que pronto llegará a los 90 años
A un año de cumplir nueve décadas, El Cevichito sigue siendo una referencia en la Ciudad de Puntarenas. Un restaurante que nació gracias al esfuerzo de un zapatero visionario y que se mantiene vigente por su sabor, su ambiente y su cercanía con la gente.
Cuando este emprendimiento nació, el país era gobernado por León Cortés Castro. Su administración fue conocida como el gobierno del “cemento y la varilla”, marcada por una fuerte inversión en infraestructura, incluida la Antigua Aduana de Puntarenas, edificio con el que colinda el restaurante y que hoy es un símbolo de la ciudad.
Si planeás visitar Puntarenas, vale la pena darse una vuelta por el Cevichito.


